Una mujer que haya optado por un aumento mamario en principio no tiene ningún problema para amamantar a su bebe durante el periodo de lactancia, aunque si es verdad que en ciertos casos se puede ver mermada su capacidad. Este hecho depende principalmente de la vía de abordaje para la colocación de las prótesis mamarias.
Si la incisión para su ubicación se ha realizado a través de la areola existe una pequeña posibilidad de que surja algún tipo de impedimento para la lactancia. En esa zona se encuentran los conductos galactóforos, conductores de la leche. En la lactancia, durante el ascenso de la leche materna a través de dichos conductos, podría verse interrumpida la subida de leche debido a la cicatriz residual y desarrollarse quistes mamarios, el problema es que puede desencadenar en una mastitis o inflamación mamaria.
Si por el contrario, el acceso o la incisión para la mamoplastia de aumento se realiza a través de la axila o el surco submamario, habrá un menor riesgo de afectar a la futura lactancia ya que la lesión de dichos conductos es poco probable.
La seguridad del lactante y los implantes mamarios
La mujer que opta por la lactancia materna teniendo implantes mamarios no pone en riesgo la salud de su hijos ya que la leche materna de la mujer con implantes mamarios no tiene mayor cantidad de silicona en la leche materna que aquella que no ha sido sometida a esta intervención.
La colocación de los implantes mamarios debajo del músculo pectoral es un grado más de protección, ya que el implante no entra en contacto directo con la glándula mamaria, por lo menos en su mayor parte. Por ello siempre es recomendable esta situación.
¿Deterioro estético de los pechos en la lactancia?
Algunas mujeres ven en la lactancia un perjuicio para la belleza estética de las mamas, y como consecuencia la rechazan tras un aumento mamario. Cuando una mujer decide o acepta un embarazo tiene que ser consciente de que en su cuerpo se producirán una serie de cambios que la afectaran. Estos cambios hormonales podrán afectar al pecho en mayor o menor medida. Dicho proceso se prolongará durante, y tras el embarazo, incluso aunque no se produzca un periodo de lactancia.
El cambio depende mucho del tipo de mama que presenta la paciente. Mamas muy glandulares son más probables que la lactancia les afecte y pueden notar un cambio en el tamaño y la forma después del embarazo y lactancia. Por otra parte, las mamas de predominio graso, no les afectará en la misma medida y es posible que mantengan tanto la forma como el volumen.
En cualquier caso y como medida preventiva, aún no existiendo ninguna norma al respecto, es prudente no dar de mamar hasta pasados 10 meses después de una cirugía de aumento mamario.