El lifting facial, también llamado estiramiento facial o ritidectomía, es una cirugía destinada a mejorar los signos visibles de envejecimiento en la cara y el cuello, que normalmente son más evidentes en la zona de alrededor de la boca y la nariz (comisura de los labios y surco nasogeniano), de los ojos (patas de gallo), entre las cejas o en el cuello (papada).
Es esencial señalar que el lifting facial no debe modificar el aspecto de la persona por completo, sino conservar su naturalidad otorgándole una apariencia más rejuvenecida. Puede realizarse de forma aislada o, en muchos casos, es recomendable complementarlo con otros procedimientos como una blefaroplastia y así eliminar el exceso de piel en los párpados superiores.
Según donde estén localizados los signos de envejecimiento, esta cirugía se puede dividir en varias zonas:
- Cervical: el estiramiento de la zona cervical se realiza con una incisión simétrica que transcurre por detrás y delante de la oreja, lo que permite una visualización subdérmica de todo el cuello. Una vez calculado el tejido sobrante, se extirpa y se cierra la incisión quedando una cicatriz escondida por detrás de la oreja.
- Facial: se centra en la flacidez de la parte centrofacial, incluida la zona mandibular. La finalidad es devolver las redondeces y rellenar las zonas deprimidas que estaban rellenas en la juventud. La técnica quirúrgica consiste en realizar una incisión como en el lifting cervical pero ampliada hasta la región temporal a nivel de la salida del pelo.
Postoperatorio y recuperación
Es muy importante que el cirujano conozca las actividades postoperatorias del paciente para darle las indicaciones correctas de lo que puede y no puede hacer. Para una recuperación segura y sin complicaciones, el paciente debe seguir las indicaciones médicas y los cuidados específicos que le ha indicado el cirujano.
En los primeros días, la recuperación suele ser un poco molesta o dolorosa, sobre todo si la disección de los tejidos es muy amplia. Durante las dos primeras semanas, es probable que se presente inflamación en el rostro y en el cuello, que aparezca sensación de tirantez y, en algunos casos, pueden observarse hematomas. Esto se va paliando a lo largo de los primeros días con analgésicos. Por ello, es recomendable no trabajar ni realizar ejercicio o actividades que puedan dañar el rostro durante este periodo. Las cicatrices solo se pueden notar levemente durante las primeras semanas, aunque la mayoría se ocultan con facilidad con el pelo.
A partir de la tercera semana, el paciente suele estar listo para reincorporarse al trabajo y a la vida cotidiana, despareciendo la inflamación en el rostro y dejando ver unos resultados muy naturales. Los resultados son inmediatos pero la recuperación es gradual y no se observa con claridad la forma definitiva del rostro hasta pasadas estas semanas. Tampoco se debe exponer la piel al sol durante los primeros tres meses.
Riesgos y efectos secundarios
El lifting facial es una de las cirugías faciales más complejas, pero es una técnica segura siempre y cuando sea realizada por un cirujano plástico cualificado. Habitualmente se realiza sin apenas riesgos ni efectos secundarios y se consiguen resultados espectaculares y naturales sin cicatrices visibles.
Los riesgos serán mínimos siempre que se sigan las indicaciones del cirujano antes y después de la cirugía, y se realice un estudio preoperatorio y un control postoperatorio adecuado. Aun así, aunque el porcentaje de incidencia sea muy bajo, como en cualquier operación siempre pueden existir complicaciones y riesgos asociados.
- El hematoma o acumulación de sangrado es la complicación más frecuente que puede aparecer tras el lifting facial. Siempre se colocan drenajes para intentar evitar la aparición de hematomas, algunas veces es necesario drenarlos en quirófano sin mayores consecuencias.
- Las cicatrices resultantes de esta intervención suelen ser de buena calidad, pero en ocasiones, puede que la cicatrización sea mala o que se hagan anchas o abultadas, sobre todo en pacientes fumadores.
- La pérdida de sensibilidad temporal en la cara o reducción en la actividad de los músculos faciales también puede ocurrir, aunque estas complicaciones suelen desaparecer en un periodo breve de tiempo.
Esta cirugía está contraindicada para pacientes que sean fumadores y/o tengan trastornos de coagulación, enfermedades sistémicas o autoinmunes, estados infecciosos o problemas cardiacos.